Futuros traductores e intérpretes: estudiantes trotamundos
Las vacaciones de verano se hacen necesarias para los estudiantes de Traducción e Interpretación Profesional luego de un par de cuatrimestres de mucho esfuerzo y dedicación a los estudios.
Algunos inician un nuevo proyecto, otros vuelven a dedicarle tiempo a sus pasatiempos favoritos (algunos vuelven a leer por placer) y otros salen de Lima o van a visitar a sus familias. No son pocos los alumnos que están fuera del país en estos meses; Andrea Gálvez, Silvana Sobrevilla y Lizandra López ahora están en Estados Unidos; por otro lado, nuestro alumno Renzo Lara está aprovechando unos meses en Francia.
Cuatro estudiantes de la carrera, Fabrizia Lauro, Ismene Ciurlizza, Sandra Chávez y Ricardo Garay, han preparado unas notas breves sobre sus viajes fuera de Perú. Nos causa mucha alegría saber de sus experiencias en el extranjero y mucha más aun saber que vinculan este nuevo acercamiento al mundo con su futura profesión.
Dos meses en Alemania desde los ojos de una peruana
Fabrizia Lauro, estudiante del primer año de la carrera de Traducción e Interpretación Profesional
Estuve planeando este maravilloso viaje durante seis meses. Todo el esfuerzo valió la pena y llegué sana y salva a Freiburg el 31 de diciembre del 2015, lista para recibir el nuevo año. Me gustaría contarles cómo es aquella celebración en Alemania; sin embargo, me es imposible, ya que no pude soportar el famoso jet lag y ni los fuegos artificiales me pudieron despertar. Pasaron un par de semanas hasta que me sentí cómoda en este nuevo país, nuevo horario y nueva lengua. Tal fue el choque «cultural», que me enfermé, y lo único que visité durante una semana fueron doctores. Una vez ya recuperada, empecé a descubrir los encantos de Europa. Visité varias ciudades alrededor del sur de Alemania, Países Bajos, Suiza y Francia. Quedé fascinada con el sistema de trenes y, aunque cause gracia, una de mis cosas preferidas en Freiburg es el transporte público eficaz. El paisaje de la Selva Negra es espectacular y, en las construcciones de las ciudades alrededor del imponente bosque, se evidencia un importante respeto a la naturaleza. El aprendizaje del alemán y todo lo relacionado con la cultura alemana fue placentero —aunque difícil—, pues las personas tienden a ser más «frías» y reservadas.
«El que vuelve de un viaje no es el mismo que se fue»
Ismene Ciurlizza Arias, estudiante del cuarto año de la carrera de Traducción e Interpretación Profesional
Mi experiencia en São Paulo (San Pablo, Brasil) ha sido, en definitiva, una de las más enriquecedoras que he podido vivir hasta el momento, tanto a nivel personal como profesional. Cuando eres estudiante de traducción, lo único que pasa por tu cabeza en todo momento es poder conocer de cerca la cultura que rodea tus lenguas de trabajo. Es así que por medio de una organización de voluntariado internacional me embarqué en la aventura de salir de mi país, y sumergirme en la cultura brasileña, con el fin de mejorar mi portugués y ayudar a personas en situación de vulnerabilidad con clases de inglés.
Estos setenta y cinco días fuera de mi país y lejos de mis seres queridos han sido de mucho aprendizaje. Cada día, cada hora, cada minuto siento que he aprendido algo diferente, tanto de la cultura de este país y de su gente, como de mí misma y de todo lo que soy capaz de hacer. Un proverbio chino dice que «el que vuelve de un viaje no es el mismo que se fue», gracias a esta experiencia puedo afirmarlo. Definitivamente, la mejor forma de aprender es viajando.
¿Preguntando se llega a Roma? Sí y mucho más
Ricardo Garay, estudiante del tercer año de la carrera de Traducción e Interpretación Profesional
El 15 de diciembre del 2015 comencé mi aventura por Europa. Era la primera vez que salía del país y debo admitir que fue una experiencia única. Tuve la oportunidad de conocer grandes ciudades, aprender de sus costumbres y su forma de ver el mundo. El primer país al que visité fue Dinamarca. Copenhague, su capital, llena de colores y curiosidades, me dio la bienvenida con un frío de -10°c. Fue justo aquí donde constaté la importancia de dominar una segunda lengua, ya que los daneses prefieren hablar danés entre ellos, pero para comunicarse con extranjeros utilizan el inglés —lo dominan a un nivel casi perfecto—. El segundo país al que visité fue Italia. Viejas y llenas de historia, ciudades como Florencia, Pisa y Roma albergan una inmensa cantidad de obras de arte de famosos pintores y escultores. Llegué luego a Francia. París me dejó el recuerdo más bonito de todo el viaje: una caminata de casi dos horas a orillas del río Sena. Ver la Torre Eiffel de cerca, aprender a tomar el metro de París y poder practicar el francés que aprendí en Perú me dejó un sabor inexplicable ya que era algo que siempre quise hacer. El tercer y último país al que visité fue Alemania. La experiencia en Berlín fue increíble. El Monumento al Holocausto de Berlín, el Memorial del Muro de Berlín en la Bernauer Straße y los centros de documentación en toda la ciudad te transportan al momento de los hechos y te recuerdan las consecuencias catastróficas de vivir en un mundo en guerra. A nivel personal, me siento muy contento de haber realizado este viaje: ha expandido mi visión del mundo y las ganas de seguir aprendiendo más sobre otras culturas y costumbres. Es esencial para un estudiante de traducción e interpretación.
«Vai estar certo»… un mensaje de que todo estará bien
Sandra Chávez, estudiante del tercer año de la carrera de Traducción e Interpretación Profesional
16 de enero del 2016. 7:30 p. m. | Empieza mi emocionante aventura de voluntariado por Fortaleza, una hermosa ciudad del noreste de Brasil. El lugar se encuentra en uno de los extremos más alejados del país, pero mi curiosidad y mis ganas de explorar lo desconocido eran casi insaciables: solo había escuchado pocos detalles sobre la ciudad durante mi inscripción en el programa por el que viajé —es una de las más calurosas y peligrosas de la región— y quise retarme a mí misma adaptándome a la vida aquí. El proceso de adaptación resultó ser genial: tuve la dicha de llegar a un hogar acogedor, con personas maravillosas que me recibieron con los brazos abiertos. Unos días después de mi llegada, comenzó mi trabajo en una pequeña escuela llamada Bom Jardim que se ubica en el medio de una favela, una de las más peligrosas de Fortaleza; fue aquí donde comencé mi labor como profesora de inglés y español con un grupo de pequeños estudiantes, de niños estupendos que saben apreciar las cosas que mis compañeros y yo hacemos por ellos. Disfrutamos juntos de las clases de lengua, los talleres y los jueguitos que hacemos para facilitar la enseñanza, crear un ambiente más divertido para todos, e intercambiar un sinfín de cosas sobre nuestras culturas. Además de trabajar, aprovecho los fines de semanas para viajar con mis amigos a las partes más bellas de la provincia de Ceará. El objetivo de este viaje fue mejorar más mi portugués y aprender más sobre la cultura brasileña. Sin embargo, esta experiencia me permitió lograr mucho más que eso: conocí personas de alrededor del mundo que nunca imaginé conocer, contemplé lugares que ni sabía que existían, aprendí un poco más sobre mí misma y sobre las cosas que puedo alcanzar y, sobre todo, vi cómo puede abundar la hospitalidad y la esperanza en medio del peligro («Vai estar certo» aparece en buses, paredes y basureros transmitiendo a su población un mensaje de que todo estará bien). Sé que estos días en Brasil me servirán tanto en mi vida personal como en la profesional, y definitivamente espero continuar aprendiendo de nuevos viajes.