Opinión | Reinventarse con propósito – Javier García Blásquez L.
Algunos especialistas sostienen que solo bastan 28 días realizando constantemente una actividad para convertirla en un hábito. En este contexto, camino a la “nueva normalidad” en la cual por más de dos meses hemos ido cambiando nuestras rutinas, ¿cuántos hábitos nuevos habremos añadido?, ¿cuántos otros habremos dejado o cambiado?
Esto sucede con los distintos sectores empresariales que vienen adaptándose a estos nuevos cambios, debido a la propagación del COVID-19 en el Perú y el mundo. El cambio de comportamiento supone romper con viejos hábitos y esta es la oportunidad para instaurar mejores y nuevas dinámicas de trabajo, que permitan agregar valor en esta coyuntura.
Hoy, los emprendedores se enfrentan a un reto mayor, ya que deben reinventarse y cambiar su modelo de negocio para convivir en una nueva realidad debido a los desafíos que presenta la llegada de esta pandemia. Hace algunos años, se decía que “la empresa grande se comía a la pequeña”, luego que “la rápida a la lenta”. En la actualidad, es el negocio ágil (rápido y flexible) el que logra adaptarse y continuar en el mercado.
¿Y los emprendedores sociales cómo se verán afectados por esta coyuntura? Los jóvenes emprendedores llevan en el ADN la resiliencia, la empatia y la pasión, pues a diferencia de los emprendedores empresariales, son movilizados por un problema que buscan resolver en
la sociedad.
Entonces, ¿de qué manera podrán reinventarse sin perder el propósito? Si bien el reto es grande, hay una variable que es importante considerar: un emprendedor social es más tolerante y tiene más resistencia, sabe que de él dependen los beneficiarios de su proyecto. Si a esto le sumamos que tiene el ADN innovador -no solo la cultura “apaga incendios”, sino la apuesta sincera en la creación de valor- la posibilidad que tienen de reinventarse es mucho mayor.
En estos tiempos cambiantes, después del shock inicial, vemos cómo estos emprendedores se organizan para juntos colaborar con el Estado en aliviar el dolor social desde campañas de donación, ayuda, hasta el acompañamiento en la producción de equipos de soporte para la primera línea que lucha contra el coronavirus. Otro grupo se encuentra buscando estrategias de alianzas, preparándose para la reconstrucción. De esta manera, los emprendedores sociales, quienes ven en un problema una oportunidad, serán la línea de batalla para aliviar el dolor social que se generará en la etapa de reconstrucción.
Resiliencia, pasión e innovación son características de todo emprendedor social que están alineadas a transformar nuestra realidad en el país que queremos y nos merecemos. En esta crisis, sí hay oportunidades.
Columna publicada el día jueves, 28 de mayo del 2020 en la edición impresa del diario Publimetro.