¿Puede el Emprendimiento Social crear un mundo sin pobreza?
Ni el sistema capitalista, ni los gobiernos, ni las ONG pueden, por sí solos, eliminar la pobreza en el mundo. Es una de las conclusiones a las que llega el artículo titulado “Creando un mundo sin pobreza: las empresas sociales y el futuro del Capitalismo”, escrito por Muhammad Yunus, pionero del emprendimiento social -fundador y director del Grameen Bank y Premio Nobel de la Paz en 2006-, para la revista Global Urban Development.
En su artículo, publicado en 2008, Yunus hace una crítica del sistema capitalista y los diversos tipos de instituciones que existen en él, en particular tras la caída del bloque soviético en 1991 y dentro del contexto que Francis Fukuyama llamó “El Fin de la Historia”, en el que los mercados libres y la globalización tomaron fuerza. Para el momento en que Yunus escribía este texto existía ya una gran desilusión con un sistema económico en el que 94% de la riqueza era acaparada por el 40% de la población y la mitad del mundo vivía con 2 dólares al día o menos. Hoy en día las cifras son, en algunos casos alentadoras y en otros más dramáticas.
Las contradicciones del Capitalismo
Para Yunus, el Capitalismo Globalizado tiene dos problemas centrales. El comercio global, dice, es como una autopista de cientos de carriles, donde no hay semáforos, signos de tránsito ni policía. Los vehículos más grandes tienden a acaparar la ruta y manejar sin cuidado, echando a los más pequeños de la autopista y atropellando a los peatones. Los mercados son excelentes creadores de riqueza y oportunidades, pero pueden ser destructivos si no están regulados.
El segundo problema está ligado al primero. El sistema capitalista actual reduce a las personas a una sola dimensión: la de seres egoístas que buscan la ganancia máxima en cualquier situación. Este es un «fracaso de conceptualización» en el intento de capturar la esencia del ser humano. Las personas somos multidimensionales y se puede tener deseo de crecer económicamente y hacer filantropía a la vez.
¿Y quién podrá defendernos?
En su análisis, Yunus llega a diversas conclusiones: los mercados no están diseñados para resolver los problemas sociales sino para generar riqueza para sus inversionistas; los gobiernos, tienen una misión social, pero tienden a ser burocráticos, rígidos y susceptibles de corrupción (una consecuencia de su tamaño y de la complejidad de las personas que lo conforman); las ONG, beneficencias y afines dependen de donaciones, sus recursos son limitados y sus diversas causas entran en competencia por atraer fondos; y la Responsabilidad Social Corporativa siempre va a responder a un intento por mantener una buena imagen y verá el trabajo social como una forma más de crear utilidades para sus accionistas.
El economista hace hincapié en el rol de los organismos multilaterales como el Banco Mundial, por ejemplo. Explica que esta institución es tan rígida y burocrática como los gobiernos y sufre de un problema estructural: el dinero que presta viene acompañado de directivas que el país debe cumplir para desarrollarse, sin tomar en cuenta su realidad particular. Si el país no se desarrolla, es su culpa por no saber adaptarse; no del Banco. Una diferencia sustancial, afirma, con Grameen Bank, donde las ideas de desarrollo las pone el prestatario y sus problemas para pagar son compartidos por el banco.
Una vía alternativa
El emprendimiento social usa las herramientas de los mercados libres, tiene la flexibilidad de los negocios lucrativos, la visión social de las ONG y tiene como propósito abordar problemas sociales locales. La suma de emprendimientos sociales a nivel local puede ayudar a resolver problemas globales.
La diferencia entre una empresa tradicional y un emprendimiento social es que los inversionistas saben que con la segunda no habrá utilidades anuales, sólo recuperarán la inversión inicial: el resto se reinvierte y se usa para la misión social de la empresa. El secreto, según Yunus, está en completar la visión reducida que tiene el capitalismo sobre el ser humano y vernos como un todo de diversas dimensiones, que busca el lucro, pero también ayuda a sus pares a salir adelante.
El modelo ha demostrado que puede funcionar. Gracias en parte a Grameen Bank, Bangladesh es de los países que logró mantenerse en la vía de los Objetivos del Milenio de las Naciones Unidades, de reducción de la pobreza a la mitad hacia 2015. Hoy en día, las nuevas generaciones de empresarios tienen una visión social como parte de su forma de ser. Muchos de ellos se están convirtiendo en emprendedores sociales, combinando la visión empresarial que les permite mantener el esfuerzo a flote, junto con una visión social y sostenible del mundo.
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Fuente del artículo: Creating a World Without Poverty: Social Business and the Future of Capitalism – Muhammad Yunus. Global Urban Development, Volume 4 Issue 2 November 2008.