La importancia de ser resilientes en el emprendimiento social

Emprender es, en la mayoría de los casos, una tarea compleja. A veces, los objetivos no se llegan a cumplir; otras, un proyecto parece estancarse; en muchos casos, la sensación de que queremos tirar la toalla se apodera de nosotros. Esta sensación es natural en todo emprendimiento. La pregunta que debemos hacernos es ¿cómo mantenemos el entusiasmo inicial y lo convertimos en motivación para seguir?

El concepto de resiliencia existe desde siempre. En ingeniería, se define como la capacidad de un material para absorber energía. Es decir, si un material es flexible y resiste impactos, situaciones de tensión o sobrecarga sin romperse, se dice que tiene un alto nivel de resiliencia. Sin embargo, desde hace relativamente poco tiempo, se usa en psicología para definir la capacidad de las personas a sobreponerse a las situaciones adversas y generar oportunidades desde una posición de incertidumbre. 

Una guía contraintuitiva para salir adelante

En el Best Seller “El Arte Sutil de que te Importe un C*****”, Mark Manson propone una manera contraintuitiva de afrontar la adversidad. En lugar de huir de ella, uno debe aceptarla. “Las actividades importantes, como iniciar una pequeña empresa mientras luchas por llegar a fin de mes, son estresantes por naturaleza. Sin embargo, nos proveen de algunos de los momentos más significativos y felices que jamás tendremos. El dolor, la lucha, incluso la ira y la desesperación son parte del proceso”. 

Los emprendedores sociales son personas que, además, han tomado la decisión de trabajar en temas que, desde el origen, implican un alto grado de frustración y sacrificio antes de lograr resultados. Por ello, la resiliencia es, en esencia, un requisito indispensable. Es la única manera de superar los obstáculos que se presentarán en el camino. 

La persistencia es clave

En la década de los años 60, la psicóloga Emmy Werner, empezó a usar el término “resiliencia” en sus trabajos de investigación. Su trabajo con niños de entornos desfavorecidos y pobres la llevó a observar un fenómeno particular: lejos de condenarse a un futuro terrible, muchos de estos niños desarrollaban la capacidad de enfrentar las adversidades de maneras constructivas y salir adelante a pesar de todo. Esta realidad no es ajena a emprendimientos sociales como Alto Perú, que desde el 2007 impulsa el desarrollo de jóvenes de zonas pobres a superar la adversidad a través del deporte, por citar un ejemplo. 

Así, la resiliencia se conecta con la idea de elegir algo por lo que valga la pena sufrir, para luego disfrutar de los frutos. Para algunos, se trata de ganar dinero; para otros la satisfacción de ayudar a otros, proteger el ambiente o dejar, en general, un mundo mejor para las siguientes generaciones. Resistir la presión sin tirar la toalla es lo que diferencia a las personas con alta resiliencia.

Algunos consejos para desarrollar resiliencia

Para afrontar de una manera más positiva las adversidades y plantar cara a los imprevistos de un modo más constructivo:

• Genera un entorno y una mentalidad de crecimiento. Te llevará a tener una autoestima más sana en general.
• Conócete a tí mismo. Utiliza tus fortalezas como palanca en tus áreas más débiles y aprovecha toda oportunidad para mejorar. 
• Confía en tus instintos y aprende a reconocer cuándo luchar y cuándo retirarte. No vas a ganar todas las batallas todo el tiempo.
• Incorpora hábitos y rutinas saludables. Meditar, hacer deporte, comer sano son algunos consejos básicos que te permitirán generar constancia y aumentar tu motivación. Todo suma.
• Acepta los resultados no deseados, pero sin resignación. Vuelve a intentarlo cuantas veces sea necesario.
• Aprende a cambiar de estrategia. A veces hay caminos alternativos.
• Ponte a prueba, sal de tu zona de confort y dedícate a explorar. Mientras más cómodo te sientas en la incertidumbre, más alta será tu tolerancia ante lo imprevisto. 
• Enfócate en la solución y no en el problema, esto te ayudará a ver oportunidades donde antes veías barreras.
• Y sobre todo, encuentra placer en lo que haces, incluso en los días más duros. El esfuerzo vale la pena.

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