Cuando los emprendedores sociales no pueden pivotar, su misión es perseverar
Imagina un sistema de GPS, similar al que usas cuando manejas. Subes al auto, configuras una dirección de destino y el sistema te propone la mejor ruta. Si se encuentra con un obstáculo, el sistema recalcula la ruta; sin embargo, el destino sigue siendo el mismo. En el lenguaje del emprendimiento, a este cambio de ruta se le llama “pivotar” y es una de las habilidades más valiosas de los emprendedores.
Un GPS no puede decirte a donde ir, de la misma manera que nadie puede decirte cuál es tu visión empresarial. En tal sentido, pivotar no es otra cosa que dejar atrás ideas del modelo de negocio, con el fin de cambiar de rumbo. Un emprendedor con experiencia sabe que hay momentos en que los mercados se mueven, sus clientes buscan algo distinto o sus ideas se hacen obsoletas y deben redefinirse.
Algunos ejemplos emblemáticos serían los siguientes: Youtube inició como un servicio de online dating en el que los usuarios colgaban un video personal; Groupon, como una plataforma social, donde las personas podrían reunirse para apoyar las causas sociales y caritativas; Yelp, como un sistema automatizado para pedir recomendaciones directas a amigos. “Pivotas cuando te das cuenta de que tu idea de negocio no funciona, puede afinarse o el mercado te dice que vayas por otro lado”, explica el emprendedor Stephan Mishook. Estas tres compañías entendieron aquella lección a la perfección.
Pero no todos pueden pivotar tan fácilmente
“Para los empresarios clásicos, pivotar les permite aprovechar una oportunidad de mercado y aumentar sus ingresos financieros. Es un juego de números, en un intento de maximizar sus ganancias”, explica Paula Abarca, en un artículo para See Change Magazine. La diferencia entre emprendedores tradicionales y sociales es que éstos últimos no pueden pivotar.
Los emprendedores sociales son distintos por naturaleza, ya que han identificado un problema que afecta a la sociedad y están intentando resolverlo. Así, suelen ser asuntos demasiado específicos para saltar de un modelo de negocio a otro, porque no cambian de la forma que lo hacen los mercados. Por ello, tienen menos opciones de cambiar la ruta si encuentran un obstáculo.
La precisión es clave
A falta de opciones, una mayor resiliencia es necesaria. Ante la adversidad, es necesario aprender a lidiar con los obstáculos, con movimientos más precisos y sin volver necesariamente a la mesa de dibujo. Se puede refinar el producto o la estrategia, pero nunca pivotar completamente o alterar completamente la misión.
Un ejemplo de cómo los emprendimientos sociales los pueden ajustar su producto y estrategia para alcanzar el mismo objetivo, sin pivotar por completo, lo encontramos en una de las iniciativas que pasaron por la incubadora Bridge for Billions. Un emprendedor del Reino Unido quería promocionar el empleo de refugiados y solicitantes de asilo en Europa. Después de considerar un servicio de catering y entrega de alimentos administrado por los propios refugiados, identificó las enormes barreras competitivas que gigantes como Deliveroo o Just Eat ponían para ingresar a este mercado.
“El equipo decidió entonces lanzar una cafetería dirigida por la misma población objetivo, que se alineaba perfectamente con su misión social: dar empleo a quienes más lo necesitan”, narra el artículo. De este modo, el pivote no implicó cambiar de negocio, ni preocuparse por asuntos distintos, sino afinar la misma idea con una solución creativa.
Alineando las ganancias con la visión social
Para un emprendedor social, lograr un impacto en el mundo real es tan importante como generar el dinero necesario para llevarlo a cabo y ampliarlo. Esta lógica, sin embargo, plantea una situación de “todo o nada” más aguda que la que existe en el emprendimiento clásico, lleno de zonas grises aprovechables para quien tenga solo una misión de aumentar sus ganancias.
La combinación entre las estrategias de otras formas de emprendimiento y la misión sin fines de lucro de las ONG, no obstante, es lo que hace tan interesante a este modelo. Básicamente, mientras mayor sea el impacto positivo en la sociedad, mayores serán las ganancias. Y aquel es un combustible que no tiene precio.
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