Emprender para transformar: ¿Qué es un emprendimiento social?
A sus veinte años, Lina Khalifeh estaba harta de la situación de violencia de género que sufrían muchas de sus amigas y compañeras, por lo que usó sus conocimientos en artes marciales y empezó ofreciendo clases de defensa personal a sus amigas más cercanas. Así nació SheFighter, una escuela de defensa personal que ha logrado empoderar a más de 15,000 mujeres, en su mayoría musulmanas a lo largo de nueve años en Jordania. Actualmente, tiene gimnasios en el norte de África y el Sudeste Asiático.
SheFighter es un emprendimiento social, y no es el único
Emprender, de acuerdo con la Real Academia Española, significa “acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”. Generalmente asociamos emprender al inicio de un negocio; tenemos la idea del empresario como alguien que gana mucho dinero y que “tiene una empresa”. En realidad todos emprendemos de una u otra manera y en muchos momentos: cuando estudiamos para el curso que marcará nuestra carrera, nos trasnochamos para entregar un proyecto de trabajo o incluso cuando nos decidimos a finalmente a invitar a salir a esa persona que nos gusta.
Un emprendimiento social es una empresa. Puede enfocarse en su crecimiento económico, pero su objetivo principal es el abordaje de una problemática social. “A diferencia de la idea inicial [de emprendimiento], donde nos moviliza una oportunidad nueva en el mercado, el emprendimiento social es movilizado por algo que indigna al emprendedor, algo que le molesta que esté ocurriendo en la sociedad”, acota Javier García Blásquez, coordinador de Protagonistas del Cambio. Un ejemplo local es el de Marino Morikawa, científico peruano que desarrolló un método para limpiar las aguas del Lago Titicaca y con su proyecto ha impulsado la economía de Puno.
¿Qué caracteriza al emprendimiento social?
Un emprendimiento social exitoso reúne las siguientes características fundamentales:
1- Tiene una finalidad ética y social que va por encima de todo ya que busca resolver un problema concreto de la sociedad en donde se establece, que puede ser la falta de acceso al agua potable, soluciones para personas con alguna discapacidad, acceso a la educación y tecnología, entre otros.
2- Suele cautivar los consumidores que perciben el compromiso de un emprendimiento para lograr una sociedad más equitativa y un mundo más sustentable, y lo hacen parte importante sus decisiones de consumo.
3- Es innovador y propone soluciones ingeniosas que abordan problemas a veces muy antiguos con soluciones novedosas e ideas frescas.
4- Es rentable, lo que le permite escalar y generar más impacto, más allá del fin ético, tiene la característica de ser sostenible en el tiempo de manera económica y así generar más oportunidades de continuar su actividad principal de resolver problemas.
El papel de los jóvenes
El matiz social es una tendencia marcada en los jóvenes emprendedores de hoy. Según la ONU, el 23% de la población mundial, aproximadamente 1,700 millones de personas, son jóvenes que tienen entre 15 y 29 años. De hecho, a nivel global, de acuerdo con los datos del Informe Especial GEM (Global Entrepreneurship Monitor) sobre Emprendimiento Senior – que si bien está centrado en los emprendedores Senior, cuenta con la data actualizada de 104 países alrededor del globo -, el 11% de los jóvenes maneja algún emprendimiento, muchos de ellos con características de emprendimientos sociales. Crecieron en la era del cambio climático, desarrollaron una mayor conciencia social y por ello están asumiendo el reto de cambiar sus sociedades.
Según el International Center for Entrepreneurs de Barcelona, en esta región del mundo uno de cada cuatro personas son jóvenes. Este factor de la edad, las dificultades sociales a las que estamos habituados y el hecho de que la competencia entre startups no es tan elevada como en otras regiones, genera el ecosistema preciso para el desarrollo de emprendimientos sociales. Es cuestión de empuje, de ganas y sobre todo de continuar dando los primeros pasos.