Dr. Pascual Chiarella destaca la importancia de realizar actividad física diaria
Posteado en agosto 13, 2018
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Pascual Chiarella, Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UPC, brindó importantes recomendaciones sobre la importancia de incluir la actividad física en nuestra rutina cotidiana.
La actividad física no solo implica realizar ejercicio y practicar deporte. Se deben incluir actividades de la vida diaria tales como caminar, subir escaleras, realizar tareas del hogar, movilizarnos en el trabajo, entre otras, que a veces dejamos de lado.
Realizar actividad física de manera regular trae un sinnúmero de beneficios a nuestra salud. Por ejemplo, reducir el riesgo de padecer enfermedades como las afecciones cardiovasculares, así como la presión arterial alta, la diabetes, algunos tipos de cáncer como el de colon o el de mama, y la depresión. Además, mejora la salud de los huesos, aumenta la masa muscular y ayuda en el control del peso. Por el contrario, la poca actividad física, también llamada vida sedentaria, actualmente representa el cuarto factor de riesgo de mortalidad a nivel mundial, responsable del 6% de todos los decesos.
En el 2010, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desarrolló un documento que sirve de guía para explicar y recomendar la cantidad de actividad física que debe desarrollar una persona en las distintas etapas de su vida:
- Niños y adolescentes entre 5 y 17 años: Mínimo 60 minutos diarios de actividad física moderada o vigorosa.
- Adultos de 18 a 64 años: Mínimo 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada o 75 minutos de actividad aeróbica vigorosa, con actividades de fortalecimiento dos veces o más por semana.
- Adultos de 65 años en adelante: Al menos 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada o 75 minutos de actividad aeróbica vigorosa, con actividades para mejorar su equilibrio e impedir caídas y de fortalecimiento.
La actividad física moderada es aquella que requiere un esfuerzo de mediana intensidad. Por ejemplo, caminar a paso ligero, bailar o realizar tareas domésticas. Por su parte, la actividad física vigorosa requiere gran cantidad de esfuerzo, lo que acelera la respiración y el pulso. Por ejemplo, correr, montar bicicleta, nadar rápido o cargar peso.
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